Un hombre o una mujer adultos que se encuentren en un buen estado de salud necesitan un aporte diario de unos 1.000 mg de calcio. Una cantidad que, a priori, no parece excesiva, sin embargo, no es tan fácil de conseguir, ya que de todo el que tomamos a través de la dieta, solo absorbemos entre el 30% y el 40%, el resto se elimina a través de las heces y la orina.
Ahora bien, esa cantidad que asimilamos, ¿para qué la usa nuestro organismo? El calcio desempeña muchas funciones y muy variadas, entre ellas, estas tres son especialmente relevantes: interviene en la contracción y relajación muscular (incluidos los latidos del corazón), en la coagulación de la sangre y en la transmisión del impulso nervioso. Sin embargo, no basta con tomar alimentos ricos en calcio, hay que evitar aquellos reducen su absorción.
Cómo se absorbe el calcio
El calcio se capta principalmente en el primer tramo del intestino delgado, donde la vitamina D3 favorece su absorción y asimilación. Ahora bien, esa capacidad es limitada y depende de varios factores.
Algunas sustancias provocan su eliminación a través de la orina, como es el caso de la sal. A medida que se incrementa la cantidad de sodio (sal) en la dieta, aumenta también la cantidad de calcio que se excreta. Por eso puede acabar convirtiéndose en un "enemigo" de tus huesos por más calcio que tomes.
También puede ocurrir que no se absorba bien. Otros alimentos, además de calcio, contienen sustancias que inhiben su absorción. Conocerlos te ayudará a combinar mejor los ingredientes de tus menús.