Ana Asensio, neurocientífica y una de las mayores expertas en bienestar emocional: "Respirar de manera controlada es la medicina de la vida: regula el sistema nervioso y reduce el estrés"

A pesar de la importancia que todos le damos al dinero y al éxito para ser felices, expertos en crecimiento personal como la psicóloga Ana Asensio nos recuerdan que perseguimos el objetivo equivocado. En esta entrevista, Asensio revela cuál es papel de la razón, la intuición y el corazón en el bienestar emocional.

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Héctor Farrés

Redactor especializado en salud y bienestar

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Ana Asensio, psicóloga y doctora en Neurociencia.

Tener control sobre lo que sucede en la mente no significa tener pensamientos perfectos ni eliminar las preocupaciones con un chasquido de dedos. No se trata de repetir frases motivadoras frente al espejo ni de forzar una actitud optimista a toda costa. Más bien, es aprender a gestionar lo que sucede en la cabeza sin dejarse arrastrar por ello. 

Porque, al final, el cerebro es como un teléfono con demasiadas notificaciones: si no se filtran, todo se convierte en ruido. Y ahí es donde entra la neurociencia, que no promete soluciones mágicas, pero sí herramientas reales para entender qué pasa ahí dentro y cómo gestionarlo.

Ana Asensio, psicóloga y doctora en Neurociencia, lo explica en su libro Neurofelicidad. Descubre el poder de la química cerebral para mejorar tu vida (Roca Editorial, 2024), donde desmonta algunos mitos sobre la felicidad y la mente

Según la autora, “el cerebro es un órgano increíblemente plástico", lo que significa que "cambia y se adapta constantemente a nuestras experiencias y pensamientos”. Dicho de otro modo, no estamos condenados a pensar siempre de la misma manera. Si los hábitos pueden modificarse, también la forma en que el cerebro procesa la realidad.

En su libro afirma que somos más lo que sentimos que lo que pensamos. Durante mucho tiempo se ha dado más importancia a la razón en la toma de decisiones ¿Por qué se ha priorizado el pensamiento racional?

Esto es una herencia cultural que proviene del racionalismo de Descartes. En su época, se consideraba que la parte instintiva del ser humano lo conducía a comportamientos primitivos, guiados por el hambre, el sexo o las adicciones. Se vio que la razón podía llevarnos a mejores decisiones, por lo que se priorizó el pensamiento racional. Sin embargo, lo que no se tuvo en cuenta es que el cuerpo y la mente no pueden separarse: todo en nosotros funciona como un sistema interconectado.

¿Cómo influyen las emociones y el cuerpo en la toma de decisiones?

Las emociones y el cuerpo procesan la información antes que la razón. Mientras el cuerpo reacciona en 50 milisegundos, la mente consciente lo hace en 400. Esto significa que el cuerpo capta primero la realidad y transmite la información al cerebro racional, que luego toma decisiones en función de ello.

¿Qué papel juega el corazón en este proceso?

El corazón tiene un papel fundamental. Su variabilidad en la frecuencia cardiaca influye en la actividad eléctrica del cerebro, lo que afecta a nuestros pensamientos y decisiones. En definitiva, no podemos dejar que solo la razón tome las decisiones sin escuchar las señales del cuerpo y del corazón.

Entonces, entre la razón y la intuición, ¿cuál debería tener más peso?

Ambas tienen que ir de la mano. Son un equipo, tienen que estar unidos, y no podemos elegir. Aun así, el corazón y la intuición proporcionan información muy precisa. Son quienes saben el camino y orientan, mientras que el pensamiento racional se encarga de ejecutar el plan para alcanzarlo. Por lo tanto, hay que poner la razón al servicio del corazón.

¿Qué ocurre si la mente está llena de pensamientos repetitivos?

Si la mente se llena de preocupaciones constantes, se desconecta del corazón y pierde claridad. Para tomar buenas decisiones, hay que permitir que el cerebro racional reciba la información del cuerpo y del corazón sin interferencias.

Tradicionalmente, el corazón se ha sido subestimad en favor de la razón. ¿Por qué cree que ha sucedido esto?

Se ha descubierto hace tiempo, pero no se ha hablado de ello hasta hace relativamente poco. Un ejemplo es la coherencia cardíaca: la forma en que respiramos influye en nuestra actividad cerebral. Respiraciones profundas y pausadas pueden ayudar a regular la mente y tomar mejores decisiones. El corazón tiene una inteligencia propia y juega un papel clave en la claridad mental y emocional.

mujer preocupada

Estrés prolongado y emociones reprimidas pueden derivar en ansiedad o depresión.

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Sobre la felicidad, solemos asociarla con logros externos: éxito, dinero o reconocimiento. ¿Hasta qué punto nuestra felicidad depende de este tipo de elementos y qué papel juega la química cerebral?

No somos solo química ni solo entorno, sino una combinación de ambos. La felicidad no depende exclusivamente de lo externo, pero tampoco podemos ignorar el contexto. Si una persona tiene problemas económicos graves, es difícil que se sienta bien. La pirámide de Maslow explica que primero necesitamos cubrir nuestras necesidades básicas antes de alcanzar la realización personal.

¿Qué relación hay entre felicidad y placer inmediato?

Uno de los mayores errores es confundir felicidad con placer inmediato. El mercado ha detectado esto y ofrece fáciles vías de escape: comida, compras, alcohol, entretenimiento constante. Pero la verdadera felicidad está ligada al sentido vital y la calidad de nuestras relaciones. Un estudio de Harvard ha demostrado que el principal predictor de la felicidad es la calidad de los vínculos que mantenemos, por encima de factores económicos.

Hoy en día, la ansiedad, el estrés y la depresión son problemas generalizados. ¿Por qué ocurre esto y cómo se puede abordar?

La ansiedad, el estrés y la depresión son primas hermanas. Nuestro cuerpo está preparado para afrontar picos de estrés y recuperar el equilibrio, pero cuando se mantiene en el tiempo, afecta nuestra salud física y mental.

Si acumulamos estrés o reprimimos emociones, el cuerpo lo somatiza en insomnio, dolores musculares, problemas digestivos, caída del cabello, etc. La ansiedad crónica puede llevarnos a la depresión. La depresión no siempre es la imagen de alguien postrado en la cama, puede ser una falta de ilusión, energía y esperanza. Hay diferentes grados de depresión: leve, moderada y grave. La mayoría de las personas sufren depresión leve o moderada sin saberlo.

¿Qué medidas se pueden tomar para evitar estos estados?

Para abordarlo, es importante reconocer el problema a tiempo. A veces, bastan cambios en el estilo de vida: ejercicio, descanso, alimentación adecuada, conexiones sociales. En otros casos, se requiere apoyo terapéutico o, en situaciones más severas, medicación temporal enfocada en que no haya dependencia a largo plazo. Pero es importante recalcar que la ansiedad y la depresión se pueden sanar con un buen tratamiento y herramientas adecuadas.

En personas con ansiedad o depresión, ¿se bloquea la intuición?

Totalmente. Cuando una persona está en un estado de ansiedad fuerte o depresión, no puede escuchar su intuición porque está en modo supervivencia. Lo primero es estabilizarse. Dependiendo del caso, puede ser con terapia, cambios en hábitos de vida, ejercicio, apoyo social o, en algunos casos, medicación temporal. Cuando la persona empieza a recuperarse, puede reconectar con su intuición. 

Por mi experiencia, con un tratamiento adecuado, las personas pueden mejorar en 4 a 6 meses. A partir de ahí, pueden seguir en terapia para crecimiento personal si lo desean, pero ya sin sufrimiento.

Para tomar decisiones sobre el propio bienestar, ¿qué es lo primero que se debería hacer?

De entrada, entender que somos un todo: cuerpo, mente y entorno. Las decisiones deben ser integrales. Para algunas personas, el deporte es suficiente para ganar claridad, otras necesitan apoyo psicológico o terapéutico.

A partir de esta premisa, hay hábitos que mejoran el bienestar: dormir bien, alimentarse correctamente, cultivar vínculos, llorar si es necesario, poner límites y expresar emociones. Reconvertir tu agresividad y tu ira en un motor para construir, no para destruir.

Pero la herramienta más poderosa es la respiración consciente. Respirar de manera controlada es la medicina de la vida: regula el sistema nervioso, reduce el estrés y ayuda a conectar con nuestras emociones y decisiones más profundas. Hay que hacer 40 respiraciones cada mañana contándolas del uno al cuarenta. 

Dedicar 12 minutos al día a la meditación o a la respiración consciente puede generar cambios importantes en el cerebro en solo ocho semanas. Es una práctica sencilla con un impacto profundo en el bienestar, como decir gracias. La gratitud hace que seamos conscientes de que la vida también tiene algo que va a nuestro favor y esto nos da muchísima, muchísima estabilidad emocional.